domingo, diciembre 11, 2005

RÉQUIEM
POR
SHAKIRA.


Bueno… empecemos por el principio, como es obvio. El nombre. ¿Por qué Shakira? ¿De donde surgió tan extraño nombre? ¿Acaso el hecho de que su familia fuese libanesa tenía que quedar implícito en su nombre? Y que mejor manera de hacerlo que mezclándolo con un típico accesorio de moda preadolescente de clase media baja. O sea, si el personajucho este fuera de descendencia rusa, ¿adoptaría como nombre Balaka?

¿De cuando a acá, esta regordeta e incipiente barranquillera, que nos deleitaba con su “Magia”, y era el símbolo sexual de las noches del Canal Uno, en Oasis; se convirtió en la oxigenada simplona, argentineta y detestable que hoy día invade cuanto canal musical existe?

Todo comenzó en los noventa, cuando todos la recordábamos por su negrusca y enredada cabellera, sus jeans costilleros, y su guitarra acústica. Sus “éxitos” ¿Dónde estas corazón?, Pies Descalzos, Estoy Aquí, Un poco de amor, Eres, entre otros, taladraron el tímpano de los habituales usuarios del transporte público, que diariamente soportaban las atenuaciones líricas de Cerros Stereo. Shakira, era la jovencita, medio rockanrolera, medio “folk”, que se hacía a un lado en el fulgurante mundo musical colombiano de los noventa junto a deslumbrantes estrellas del calibre de… (No encuentro a ninguna). Poco a poco, adquiría más popularidad con su sonado noviazgo con el “actor” boricua Oswaldo Ríos, quien tiempo después, huyo del país luego de robarse vestuario y utilería de RTI, además de propinarle varias golpizas a nuestra heroína criolla, golpizas que hoy extrañamos, época en la cual realmente las merece.

Durante un tiempo, la hija bastarda de Barranquilla desapareció de la escena musical, sin ninguna pista. Muchos, entre los cuales me incluyo, creímos que iba a ser ese tipo de estrellitas adolescentes, de pocas canciones exitosas, y vida musical corta. Lo mismo que le paso a Marbelle y luego a Melody. Un “niño Ramoncito” de la industria musical local. Tal vez, varios años después, la veríamos integrar el jurado de Sábados Felices, como lo ha hecho gran parte de la escoria artística y social de nuestro país.

Sin embargo, ella, terca y obstinada, regresó con su ¿Dónde están los ladrones?, en el que se le notaba ese aguardientoso y pútrido olor a Tommy Motola y Emilio Estefan. Shakira, ya no era nuestra Shakira. Ya había dado el primer paso para prostituirse musicalmente en Miami.

Después de varios meses de sencillos, y sencillos, y más sencillos, Shakira, se refugió para crear su nuevo disco, que también cantaría en inglés. Y desafortunadamente apareció. Se llamó Servicio de Lavandería, o Laundry Service, nombre que delata su espíritu de coima, que su imagen siempre había proyectado. De hecho, recuerdo que Andrés Marocco, Dj de la extinta Superestación 88.9, cual verdugo, aplicó de forma inmisericorde una letal sobredosis, no solo de uno, sino de los dos acetatos, ¡Seguidos! Los cristianos que sobrevivimos a dicho ataque y desfachatez moral, tuvimos que presenciar semanas después el espantosísimo video clip de su Suerte que en principio, es la misma vaina que Whatever, Whenever. No obstante, la persona que aparecía allí no era la misma Shakira que actuó en Oasis. No señor. La de acá, era una “mechipintada” oxigenada, liposuccionada, con un mínimo top que revela que sus pechos nunca serán comparados con montañas (¡pobre tonta!), y luciendo un pantalón de cuero que seguramente fue atornillado a sus piernas, o por qué no, termo formado en ellas. En menos de una semana, Suerte, se convirtió en la canción número uno para las piñatas y fiestas infantiles, así como de los picaditos de “banquitas” de los barrios “down” de nuestras ciudades. Toda loba de catorce años que se respetara, quería que el Aletsis le pidiera la pruebita, al son incaico del primer single de este álbum.

Ahora bien. ¿Sabía usted que el video de esta canción ganó cientos y cientos de premios por doquier, a pesar de que estaba tan mal hecho?... triste pero cierto.

Lo que siguió, fue bastante obvio. Más canciones, sin ton ni son, sin un nada de letra. Un tango medio loco, en caricatura; más rizos melenudos, amarillosos y grasosos; juegos sexuales y restregones en un video con su novio De La Rua, entre otros. (¿Hay algo más perdedor que ser la novia del hijo de un presidente perdedor y corrupto, que huyó del país por ser igualmente perdedor y corrupto, y cuyo único fin en la vida es ser un mantenido?)

Y ahora, nos iban a vender la idea que Shakira estaba igualmente buena y fornicable que Britney, Christina y Jessica. Nunca fue así. ¡Nunca!. Luego, inexplicablemente, gano premios Grammy Latinos y de los de verdad, recibiéndolos con agradecimientos al país que siempre la ha odiado y aborrecido: Colombia.

Solo esperábamos que Toñito (De La Rua), se la llevara a Buenos Aires, o a Miami, o a la Conchinchina, se la follara todos los días, y la mantuviera alejada de los micrófonos por siempre eternamente. Pero este ser, mentalmente inferior, no pudo detener el arrebato de Shakira por hacer un nuevo álbum. Uno todavía peor.

Todos nos encontrábamos a la expectativa, pacientes y expectantes de un gran dolor, desagradable y prolongado. Como un cuarentón en la sala de espera de su examen prostático.

Y Shakira volvió. Recargada. ¿Qué mejor nombre para su primer single que “La Tortura”?. Así es, era una melcochosa mezcla entre pop latino (¡Que horror!), el nuevo ritmo de moda, el reggaetón (sinceramente no sé como se escribe), y ritmos sacados de un especial de Señal Colombia. Para esta baladilla, nuestra arabesca criolla invito al top man, al único, al inigualable Alejandro Sanz. Su voz, seca, como de perro enfermo, era la perfecta para acompañar el timbre de cabra estreñida que siempre ha caracterizado a Shakira.

Y para empeorar las cosas, su terrible imagen de pelambruzca colombiana por excelencia ha sido reafirmada con el video, en el que, cual sueño erótico de mecánico, aparece cundida de pies a cabeza por una sustancia pegajosa y negra (¿lodo, aceite para motor, salsa inglesa? Tal vez nunca lo sabremos). Cortando cebollas, llora, arrodillada en un cuchitril gringo a la espera que el mancebo español se le arrodille y le confiese que no ha sido un santo y que de pronto lo puede arreglar.

Así es. Ese es el Fijación oral Volumen 1, nombre que parece más describir una película pornográfica, que un disco irritante. Poco a poco, Shakira revela sus preferencias orales. ¡Como disfruta Toño!

Y todo continúa. Para el video de “No” se disfrazo de mariposa y nadie le dijo nada. Pero para su Don’t Bother” esta mujerzuela de quinta, tuvo la desfachatez, la sevicia, y la crueldad, de asesinar un Ford Mustang GT500, conocido como Elinor, por la película 60 segundos. Y nadie dijo nada. ¿Dónde está Peta? Como me gustaría que Oswaldo Ríos estuviera libre, para que repitiera las tundas que otrora le asestaba. Pero ahora sí las merece.

Ahora bien, como ciudadano, como persona y como ser vivo, le suplico a Shakira Mebarak, ¡NO MÁS, POR FAVOR!
Tristemente sé que hará caso omiso a mi solicitud. Y lo más triste es que ella tiene más dinero que usted y yo juntos.


1 comentario:

Astrid dijo...

TE AMO Y NO TE CONOZCO.

Esto es de lo mejorcito que he leído al respecto, ala.